viernes, 12 de diciembre de 2008

PELUCHE

Peluche
Se estaba acercando la Navidad en nuestro pueblo. Lo que suele poner en movimiento muchos sentimientos diferentes. Desde los tiernamente familiares hasta aquellos religiosos más profundos. Y por supuesto otros no tan elevados, como los que tienen referencia a los hábitos alimenticios y los comerciales.
Una de las grandes jugueterías se habla surtido generosamente a fin de satisfacer todos los requerimientos de sus clientes. Su dueño habla viajado para ello en el tren diesel de las siete de la mañana, llegando a Buenos Aires a eso del mediodía. Durante varias horas había recorrido los negocios de la zona, proveyéndose de juguetes. Con ellos regresó en el mismo tren de las seis de la tarde.
En las estanterías podía verse de todo. Armamentos de hojalata, con banderas extrañas a nuestro pueblo, a fin de ayudar a nuestros pequeños a mentalizarse respecto a cómo está armado el mundo y en qué ponemos nuestra confianza cuando hablamos de la paz. Junto a estos juguetes se encontraban otros artefactos bélicos de plástico, habitados por monstruos del más pésimo gusto televisivo. Por supuesto, había también muchas otras cosas bonitas y dignas de ser obsequiadas en la alegría navideña.
Entre éstas se encontraba un precioso osito de peluche, de gran tamaño.
Realmente era bonito. Parecía trasuntar cariño, y sus ojitos pequeños y brillantes le daban una extraña vida que cautivaba a quienes quisieran mirarlo con interés. Era un juguete valioso, y por tanto nada barato. Y Peluche lo sabia. Sin delirios de grandeza, él se sentía entre lo mejor que se podía conseguir en aquel lugar.
Justamente ése era su drama. Porque los que tenían suficiente dinero como para comprarlo, no tenían niños a quienes obsequiárselo. Y los que tenían muchos niños carecían de dinero. El ser valioso era la causa de sus problemas. Porque a medida que se acercaba la Nochebuena, Peluche veía cómo las estanterías se iban vaciando de juguetes, mientras que él continuaba siendo admirado, pero sin que nadie se decidiera a adquirirlo para alegría de un niño.
La ansiedad que había ido creciendo con las horas se le transformó en angustia, cuando vio que el dueño de la juguetería bajaba lentamente las pesadas cortinas metálicas de aquella tienda. Luego se apagaron las luces y dentro reinó el silencio. De afuera, en cambio, llegaba todo el bullicioso festejo navideño.
En la oscuridad, a Peluche le entraron ganas de llorar. Se dio cuenta que pasaría la primera Navidad de su vida de la manera más triste que se podía imaginar. Solo y sin nadie con quien compartir todo eso valioso que sentía poseer. Lo que más le dolía era saber que se había quedado solo, justamente por ser valioso. Si hubiera sido barato ya estaría en manos de alguien, compartiendo la fiesta, aunque no fuera más que por unas horas.
De repente se sobresaltó. Creyendo soñar, vio que la sala se iluminaba con una luz suave y bella. Y sus ojitos brillaron de estupor cuando vio al mismísimo Jesús, que había entrado en la juguetería con una gran bolsa en la mano. Habla venido a buscar juguetes a fin de distribuirlos él también. Porque tienes que saber que aquí, a los chicos ricos son sus padres quienes les traen los regalos. Mientras que a los pobres, se los manda Dios.
Peluche tuvo la certeza de que esta vez alguien se lo llevarla con él para ser la alegría de un chico. Este Señor tenía muchos niños, y además era suficientemente rico como para pagar su precio y adquirirlo. Esperó, por tanto, con ansiedad, que se le acercara.
Cuando estuvo delante, el Señor lo miró -como nunca nadie antes lo había mirado- y le dirigió la palabra con toda naturalidad:
-Peluche, ¿quieres acompañarme esta Nochebuena para repartir regalos a los chicos de la Tribu?
Y como la palabra del Señor es poderosa y da vida a todo aquél a quien se dirige, Peluche sintió que un extraño temblor se apoderaba de todo su cuerpo. Saltó de la estantería y dando cuatro vueltas de carnero en el piso se puso a bailar lleno de alegría. De no haber sido de peluche hubiera hecho un ruido infernal. Pero nadie sintió nada. Sobre todo porque todos estaban ocupadísimos, celebrando la Navidad. Tan entretenidos estaban en ello que ni siquiera vieron a Jesús con la bolsa al hombro y con Peluche de la mano, caminando por sus calles rumbo a la salida. Hubo quienes al verlo desde atrás pensaron que se trataba de un vagabundo acompañado de su perrito. Es tan fácil confundir al Señor con un pobre cualquiera... ¡y más en Navidad!
Cuando ganaron las afueras del pueblo, Peluche quedó extasiado. Vio por primera vez la noche de los campos. El cielo estaba que hervía de estrellas. Los grillos cantaban desde los pastos. A lo lejos los perros y los gallos indicaban dónde vivían los pobres. Y en los reparos, los bichitos de luz iluminaban la noche del verano.
-¡Qué hermosa es la noche!, exclamó Peluche.
-Sobre todo si vas de mi mano, le dijo Jesús. .
Y así fueron visitando los ranchos. Cuando se acercaban a uno de ellos, les salían al encuentro los perros. Los perros del indio no ladran. Van derecho al bulto. Pero cuando descubrían que era Jesús quien venía, inmediatamente se abuenaban.
Y mientras el Señor los acariciaba para entretenerlos, Peluche sacaba de la bolsa un regalo, y entrando sigilosamente por la ventana abierta lo dejaba al lado de los niños dormidos.
Y todavía se quedaba un ratito para mirarlos sonreír en sueños. Como sucede en Navidad.
Y así se fue gastando la noche. Cuando ya quería ir saliendo el lucero, Jesús le dijo a Peluche:
-Mira, ahora vamos todavía a visitar el rancho de Doña Matilde. El mejorde los regalos tiene que ser para su nietecito, que está enfermo.
Y nuevamente, mientras el Señor se entretenía con los perros de Doña Matilde, Peluche buscó en la bolsa el regalo mejor. Pero descubrió con sorpresa que ya no habla más regalos. Estaba completamente vacía. Y perplejo se lo dijo a Jesús. Pero éste, guiñándole un ojo, como quien ya sabía el asunto, le dijo:
-Haz como yo. ¡Regalate tú!
Nota: Nunca se supo en la Tribu cómo hizo Doña Matilde para conseguirle a su nietecito un regalo tan hermoso. Y hasta hubo gente malintencionada que sospechó de ella... Son tan ladrones los pobres... Si te acercas, te roban el corazón.


AMIGOS SE LOS REGALO PARA ESTA NAVIDAD...TIENE UN LINDO MENSAJE....OJALA LES AGRADE COMO A MI...

22 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Silvia...

Hermoso relato, tan apropiado para estos días en que el mundo se está olvidando de las cosas hermosas que nos regala la navidad.

Muy bonito que es tu cuento sea el niño Jesús quien da los regalos, puesto que hoy por hoy el mercantilismo y la invasión cultural lo han cambiado por santa o papá noel.

A mi los regalos me los traía en niño Dios y me los dejaba debajo de la almohada, ¡Oh! tiempos aquellos.

El mejor regalo sale del corazón, no de la billetera.

Gracias por compartir y por llevarnos nuevamente a la niñez.

Un abrazo.

Susymon dijo...

ME MORÌ DE AMOR !!!...sabès cuàntos niños mapuches estàn en las mìsmas condiciones aùn hoy, este martes en la misa de fin de clases se entregaban para la navidad los guardapolvos que ya no usaràn y juguetes, sabès cuàntos peluches habia!!!...serà que pronto sale Jesùs a repartìr.Hermoso.
Te dejo muchos cariños, todas las bendiciones para esta Navidad;para vos y toda tu bella familia.
Un abrazo desde el sur.

Hada Isol ♥ dijo...

Hola Silvia:vengo a invitarte a hacer una cruzada,no es de premios,ni nada por el estilo es sobre TGD(autismo) en Argentina estos niños no están recibiendo lo que necesitan ni tampoco hay demasiada información que apunte al diagnóstico temprano,lo que es fundamental pues a tiempo ,con terapia se logra muchissimo,en mi blog http://elblogdeisabelhada.blogspot.com/ está el pedido de mi amiga Sabri y al final de ese post está una página sobre un grupo de padres que piden una ley que ampare a sus niños,aunque sea que coloques la página a un costadito de tu blog ya es una ayuda,internet es una herramienta muy grande,cuanto más se sepa de esto mejor,desde ya muchas gracias,ya sabes no tienes compromiso de hacerlo,pero si lo haces te lo agradeceré mucho!un abrazo!

Unknown dijo...

tierno relato, especial para estos días que nos preparamos para recibir al niño Dios..........
gracias por compartirlo!!!!1
un abrazo

Anónimo dijo...

Me he levantado tempranito y me he puesto a leer tu relato precioso.Yo estoy un poco perezosa,pero estos dias no paroni un momento.
Felices Navidades.
Un beso.

Anónimo dijo...

lEÍ ATENTAMENTE TU POST.

ADEMAS DE SER UN EXCELENTE TEXTO PLENO DE TERNURA, ME LLENO DE EMOCIÓN EL NOMBRE DE LA PROTAGONISTA
DOÑA MATILDE , EL NOMBRE DE MI ABUELA, QUIEN TANTO HIZO POR MÍ Y AÚN DESDE DÓNDE ESTA ME BENDICE.

TE DEJO MI SALUDO Y MI PAZ CON EL DESEO QUE APSES UN FELIZ FIN DE SEMANA.

MARYCARMEN

WWW.LASRECETASDELAABUELAMTILDE.BLOGSPOT.COM Y MIS OTROS BLOGS.

El club de los Parados dijo...

estoy con el comentario de Rafael. Por cierto me encanta la cancion de tu blog ;-)
una sonrisa de sabado
nos leemos

Colo dijo...

HOla Silvia, qué hermoso cuento, muchas gracias! Me emocionó!

Como dice Rafael a mi también me los traía el Niño Dios, y contaré la historia en los próximos días!

Gracias por tu regalo, se siente tu dulzura por la ternura con que te expresás!

Muchos besos!

KL@U dijo...

SIEMPER DEJANDO ESAS HERMOSAS ENSEÑANZAS.....ESPERO QUE EN ESTAS FIESTAS ENCONTREMOS LA PAZ QUE NECESITAMOS,YA QUE LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS SON BASTANTES TRISTES CON TODO LO QUE SUCEDE EN NTRO MUNDO.

ME UNI A TUS SEGUIDORES AHORA SOY UNA FANS MAS!!!
BESOTE...

Vicente B dijo...

Muchas gracias por tu comentario en mi blog sobre la isla de Ibiza, me ha dado la oportunidad de visitar el tuyo, y la verdad los relatos me han gustado mucho, empiezas a leer y no puedes dejarlo hasta que terminas. Hermoso blog.

Donelia Pérez dijo...

Con este cuento has hecho que las lágrimas me salieran. Tanto amor y ternura en tu cuento...

tia elsa dijo...

Precioso el cuento y su mensaje, besos tía Elsa.

Caperucita dijo...

Hola Silvia, precioso cuento el que hoy nos dejas, lleno de un inmenso amor.

Gracias por compartirlo.

Que pases unas felices fiestas, con todos tus seres queridos.

Besos para todos.

Chela dijo...

En cuentos o en parábolas nos tiene que llegar la moraleja, la enseñanza sobre el amor y como hacer el bien...

Lo triste es que para muchos niños del mundo no habrá ningún tipo de Navidad. Quizás si compartiesemos más...

Un beso y un abrazo.

Marysol Salval dijo...

Un relato muy bonito el que nos regalas, Silvia, me llenó de ternura y de emoción. Ojalá podamos hacer algo más por tantos niños que no reciben regalos en la Navidad.
Te abrazo fuerte en la distancia y te deseo un hermosa Fiesta celebrando el nacimiento de Jesús junto a los tuyos.

Una dijo...

Muy tierno pero yo ya estoy bastante escarmentada y ya he perdido esa ingenuidad,perdona,soy una descreída,el mensaje que envías con el cuento es magnífico,un canto a la solidaridad,a la compasión,a compartir lo que uno tiene y es muy hermoso.
Ningún niño sin un regalo en Navidad o en el día de los Reyes,los niños se merecen todas las alegrías del mundo.Un beso,eres una persona muy tierna.

Anónimo dijo...

¡Hola amiga!, precioso regalo el que nos ofreces con forma de relato. Ojalá tu mensaje cale muy hondo en los corazones de los que te visitan. Muchas gracias por tu complicidad y espero que te llegaran toneladas de botones cariñosos de parte de Peter Pan. Mucho ánimo y mis mejores deseos. Un beso fuerte.
Gracias también por colgar a mi Capitán Alatriste. Me hizo ilusión verlo en tu blog. Cuídate.

Isabel dijo...

Hola Silvia, es muy bonito el relato. Gracias por tus visitas a mi blog, me hacen mucha ilusión, auqnue estos dias no he podido escribir mucho, por falta de tiempo y por problemillas en el ordenador, pero ya está todo en orden. Un beso Silvia

Anónimo dijo...

Que hermoso!!! Me hiciste salir las lagrimas!!!
La verdad es que este cuentito es una ternura, y como siempre te digo, me encanta TODO lo que escribis... Siempre tan profundo, desde el corazon...
Te mando un besote enorme!!!

toñi dijo...

Hola silvia , me encanta lo que has escrito, es muy especial sobre todo en estas fechas. Un beso y feliz navidad

August dijo...

Muchas gracias Silvia por este bonito relato. Me he emocionado leyendolo, y mas aún por estas fechas. Quiero aprovechar para agradecerte tus visitas y comentarios a mi blog.
Si no volvemos a "vernos por los blogs" te deseo una feliz Navidad en compañia de tu familia y seres queridos.
Besos!

Umma1 dijo...

Desearía tener una mirada menos ácida, porque no puedo celebrar el cuento.

Me temo que cada nochebuena, los dioses están muy distraídos para recordar a los mortales.

Y los peluches no llegan, continúan en las estanterías de las jugueterias para que una "visa", los acaricie.

Millones de chicos, carecen, no solamente de juguetes, sino de comida y hasta de agua. Carecen de paz, de familia, de un techo.
Todo lo que reciben es espanto, destrucción, negación de futuro.

Ojalá, alguna vez, si hay poder por encima de esta humanidad, recuerde que la indignidad de la miseria, es la negación misma del sentido de la navidad.

Un abrazo