
Para dar a conocer la situación en la que viven millones de mujeres y hombres en Afganistán bajo el régimen talibán, la traductora Ana Tortajada ha publicado Afganistán: el grito silenciado, un libro para el que la misma autora, junto a otras dos amigas, tuvo que enfundarse el burqa y respetar las normas establecidas por el régimen fundamentalista.
En verano de 1999 tres mujeres españolas viajaron hacia Pakistán y Afganistán para conocer de primera mano la situación en la que viven las mujeres y los hombres bajo el régimen talibán y en los campos de refugiados. Ahora, una de estas tres mujeres, Anna Tortajada, ha publicado “Afganistán: el grito silenciado”, un relato escrito en forma de diario que pone de manifiesto las dificultades a las que día a día se enfrenta la población afgana y su lucha pacífica para contrarrestar las normas del régimen talibán.
Uno de los objetivos del libro, publicado por la editorial Grijalbo, es dar a conocer la opinión del pueblo afgano. Como explica Anna Tortajada, la población desea “el fin de las injerencias extranjeras, que sólo perpetúan el conflicto; que se desarmen las dos facciones en guerra” –talibanes y Alianza del Norte- y “que se convoque la Loya Jirga” o Gran Asamblea, un órgano consultivo en el que se encuentran representados todos los grupos de la población, “para que sea el pueblo el que decida qué tipo de Gobierno y futuro quiere”.
Para recoger todas estas voces, Tortajada y sus dos compañeras de viaje visitaron viviendas en Afganistán donde las mujeres se organizan para dar clase y educar a los niños y niñas de la zona o atienden las necesidades sanitarias más básicas de otras mujeres. “En el 99 entrar de Pakistán a Afganistán era complicado pero ahora los talibanes han extremado su vigilancia, por lo que sería muy difícil que un extranjero realizara un viaje como el nuestro y pudiera visitar casas particulares”.
Parte del dinero recaudado por la venta de “Afganistán: el grito silenciado” se destinará a la financiación de proyectos que la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (Rawa) lleva a cabo tanto en los campos de refugiados de Pakistán como en el mismo Afganistán.
RESISTENCIA CLANDESTINA
Sabira Mateh dejó Afganistán junto a su familia cuando sólo tenía siete años. Desde entonces ha vivido en los campos de refugiados de Pakistán y ha estudiado en una de las escuelas que la asociación RAWA tiene en marcha en la región. Ahora es miembro de Rawa.
“Las mujeres afganas han de llevar el burqa siempre que salen de casa, algo terrible y difícil de describir”, explica. “Bajo el burqa la mujer pasa mucha calor, no puede respirar ni puede ser reconocida por la calle, aunque la situación no es tan grave si lo comparamos con el resto de problemas a los que se enfrenta una mujer en Afganistán”.
Pero bajo el burka son muchas las mujeres que se han organizado. Como explica Anna Tortajada, “las organizaciones que luchan contra el régimen talibán están formadas, en su mayoría, por mujeres aunque también hay hombres. Ellos también son cómplices, acompañan a las mujeres y se ocupan de la manutención de la familia”. Aún así, “no hay un movimiento masivo dentro o fuera del país que pueda organizar una resistencia al régimen talibán y establecer la democracia”, afirma Sabira Mateh.
Al drama que vive la población en Afganistán se suma el hecho de que el gobierno de Pakistán ha decidido cerrar las fronteras “ante el alud de personas que llegan” huyendo de la pobreza y el régimen talibán. Según Anna Tortajada, “nadie se preocupa de estas personas, la gente está abandonada a su suerte y el ACNUR no tiene el suficiente presupuesto”. Por su parte, Mateh critica que Pakistán haya cerrado sus fronteras “para evitar que entren terroristas en el país. Sólo es una excusa. No es la solución porque la gente continuará llegando”.
“Pakistán debería abandonar el apoyo económico y armamentístico que ofrece al régimen talibán”, continua la miembro de Rawa. Actualmente unos dos millones de personas viven en los campos de refugiados de Pakistán, aunque la cifra aumenta si se tiene en cuenta el número de personas exiliadas en Irán y diversos países occidentales.
“La solución al problema de Afganistán es la intervención de Naciones Unidas y la comunidad internacional pero los intereses en la zona por el petróleo y las drogas son muy fuertes”. Por su parte, tanto Mateh como Tortajada coinciden: “La población afgana no quiere oír hablar de una nueva revolución armada para echar a los talibanes del poder, su misión es enseñar a la población y prepararla, con visión de futuro, para que cuando se recupere Afganistán haya gente capaz de establecer una democracia”.
El relato de una afgana refugiada en Pakistán despertó en la catalana Ana Tortajada una gran admiración por la historia y presente del malogrado pueblo afgano. Este sentimiento y el deseo de conocer de cerca el drama de Afganistán la condujeron a emprender un viaje hacia el horror de una guerra. En agosto de 2000, Ana Tortajada, Sara Comas y Mercè Guilera observaron con sus propios ojos la situación de los desplazados tras 22 años de conflicto. La pobreza, la explotación laboral, el trabajo infantil, la casi inexistente ayuda internacional, pero también la entereza y la esperanza de los refugiados. Tras días de espera, las tres mujeres pudieron entrar en Afganistán y vivir de cerca la represión talibán, así como la lucha clandestina de muchas personas para conseguir que la educación, cultura y tolerancia no se marchiten bajo las armas de los opresores.
Hace unos años una amiga a la que quiero mucho ,Mónica ,me regaló este libro porque conoce los temas que a veces me gustan leer.
Al leerlo quede impresionada .Me hubiera gustado formar parte de ese trío aventurero.Es precisamente eso un grito dedicado a nuestras mentes occidentales y nuestra cómoda vida.
Es un libro que merece ser leído.Una historia que debería saber todo el mundo.Los políticos o personas influyentes tendrían que producir cambios ,ayudar de alguna manera,no cerrar ojos y oídos.La terrible vida de esas mujeres que no es vida(se han registrado un sin fin de suicidios de mujeres que no lo soportaron más).
A veces nos quejamos de muchas cosas en nuestra vida,otros la pasan muy mal.
También me he preguntado de que manera se podría ayudar y lo sigo pensando....
Ojalá disfruten de este libro y los conmueva tanto como a mí.
Amigos bloggeros,hasta luego.